A pesar que la documentación científica de la utilización de animales de compañía con fines terapéuticos no comenzó hasta alrededor de 1960, los reportes de su uso son mucho anteriores (Levinson, 1997).
La primera evidencia de la utilización de animales de compañía como agentes terapéuticos fue en el año 1792 en Inglaterra. El médico pionero fue William Tuke quien empleó animales para mejorar la calidad de vida de los pacientes del Hospital Psiquiátrico de York (Bustad, 1980).
Posteriormente, en 1867 en el Hospital Bethel en Biefeld, Alemania, se aplicó TAA en el tratamiento de pacientes epilépticos y posteriormente otras patologías (Bustad,1980).
En 1919 se comienza a utilizar perros con los pacientes psiquiátricos del Hospital St. Elizabeth en Washington, siendo la primera evidencia de TAA en Estados Unidos (Hooker y col., 2002).
En 1942 la Cruz Roja utilizó TAA como parte de la rehabilitación de las secuelas psicológicas de los pacientes del Centro para Convalecientes de la Fuerza Aérea del Ejército de Pawling, Nueva York (Levinson, 1969).
En 1953 el psiquiatra infantil Boris Levinson observó el efecto positivo de la presencia accidental de su perro “Jingles” en su consulta, en la apertura y desinhibición de un paciente que presentaba retraimiento progresivo. El perro se transformó en el catalizador que favoreció la comunicación entre el psiquiatra y el pequeño (Levinson, 1969). Levinson fue el primero en documentar de forma sistemática sus observaciones y su trabajo da inicio al estudio científico del rol de los animales como agentes terapéuticos (Mallon, 1992). En 1961, presentó sus experiencias en la convención de la Asociación Psicológica Americana, provocando una variada reacción de la audiencia, aún así continuó documentando sus observaciones (Levinson, 1997).
Desde entonces la documentación ha progresado lentamente desde información anecdótica hasta estudios con diseño científico (Hooker y col., 2002). Durante la década de los 80 la literatura relacionada con el cuidado de los pacientes comenzó a incluir el tema de la TAA. Los artículos discutían acerca de su definición y posibles aplicaciones. En la década de los 90 hubo un importante aumento en la información
disponible y en los estudios realizados en diferentes ámbitos de la salud (Hooker y col., 2002).
La aplicación de TAA ha evolucionado desde un uso incidental hasta su incorporación en programas de instituciones de salud, avalado y apoyado por estudios científicos. Esta evolución es un trabajo que está lejos de estar completo, hay mucho aún por estudiar en el uso de animales en las diferentes áreas de la salud y en el diseño de los estudios (Hooker y col., 2002).
Soy Periodista y me gustaría entrevistar a un psicólogo que me pueda explicar este tipo de relaciones.
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